Orando en el ayuno

Día 7

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Filipenses 4:6

Cuando empezamos a conocer a un nuevo amigo/ amiga en nuestras vidas, empezamos a tener conversaciones con ellos para poder conocerlos más a cerca, ya sea para saber a qué se dedican, o cuáles son sus intereses. Así es la oración, una conversación con Dios, donde nos conectamos con él, nos expresamos y lo conocemos.

Ustedes se preguntarán ¿Cómo deberíamos orar? Dios quiere que oremos con un corazón honesto y sencillo, ya que a Dios no le importa la cantidad de dinero que tengamos en el banco ni tampoco lo que no tenemos para acercarse a nosotros. El simplemente quiere que le hablemos y le entreguemos nuestra preocupaciones, nuestras metas, nuestra familias, nuestros fallos, nuestros logros, nuestros anhelos, todo lo que nos rodea en nuestras vidas. Él quiere formar parte de eso. El quiere que cada día nos acerquemos a él para poder formar una buena relación en un espacio de intimidad. 

Tal vez sientes que no tienes nada que hablar con Dios, pero si te sientas a pensar bien y miras alrededor de tu vida y piensas como tu vida estaba anteS a cómo está ahora, realmente te vas a dar cuenta que Dios ha sido bueno con nosotros y todo lo que hay en nuestras vidas le pertenece a él y que el nos hizo dignos de el amor que él nos da y de su presencia. Ser agradecidos es algo que a Dios le agrada que hagamos y que podemos hacer en la oración, haciendo eso nos conectamos con él y el Espíritu Santo nos irá revelando muchas cosas en las que Dios siempre ha estado ahí con nosotros. Ya sea en una mala situación que hayas pasado en tu vida que tal vez pensaste que no podías salir y al final si pudiste salir de la mala situación. Esa es la Gracia de Dios en nuestra vidas. 

Dios quiere que nos acerquemos a él cada día más, y siempre tengamos fe como dice Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Aunque no lo veamos ni lo sintamos físicamente él siempre está ahí con nosotros espiritualmente, esperando que nosotros vayamos a sus brazos para poder llegar a ese camino de la vida eterna. 

Contigo,

Kevin

Previous
Previous

Hacer y dejar de hacer

Next
Next

La motivación del ayuno