Dios me ve, Dios te ve

Día 17  

Un sábado, Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas y estaba allí una mujer que por causa de un espíritu llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús la vio, la llamó y dijo: —¡Mujer, quedas libre de tu enfermedad! Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella; al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Lucas 13:10-13

Su nombre es desconocido, pero su historia es identificable. Es una mujer, está lisiada, ha estado en esa situación durante 18 años, tiene todas las del juego en su contra, son muchas, no parece haber ni una gota de esperanza para ella. No es difícil imaginar las emociones con las que esta mujer ha estado navegando durante 18 largos años, sola, avergonzada, tal vez con sentimientos de culpabilidad. Esta mujer cual nombre es desconocido, se llevará la sorpresa de su vida. Esta en la sinagoga, en el día de reposo – (es un día que los judíos tomaban para descansar y adorar, ningún tipo de trabajo es de ser realizado este día- incluyendo los milagros). Jesús elige el día de reposo para cambiarle la vida, es en el día de reposo que Jesús pone sus ojos sobre ella. Y cuando Jesús pone sus ojos sobre nosotros nunca volvemos a hacer iguales. Jesús no solo la ve, la llama. Me puedo imaginar a esta mujer lisiada, encorvada, caminando hacia Jesús, sin poder mirarlo. Ciertamente Él no puede sanarla en el día de reposo, en la sinagoga, delante de toda esa gente y de los líderes de la sinagoga, qué escándalo! Jesús no sólo la sana, la toca, un hombre Judío tocando a una mujer impura. Este es Jesús en su forma más simple, cuando estamos lisiados, en pecado, en adicción, enfermos o simplemente cuando estamos en el más bajo de los valles, Él nos ve, y no tan solo nos ve, sino que también nos llama, nos sana, nos remide, nos abraza, ¡oh y qué abrazo tan dulce.! Jesús nos ve, en nuestra condición, en nuestra aflicción, podemos confiar en que Él nos sanará, nos liberará de nuestras enfermedades, pero mientras esperamos - adorémosle.

Oración:

Jesús, gracias por verme, gracias por conocerme por nombre y no por mi enfermedad o condición, gracias por tu provisión, eres mi sanador. Hoy decido confiarte mi vida, mi condición, mis aflicciones. Ayúdame, adorarte en medio de todo lo que sucede a mi alrededor. En el nombre de Jesús, Amén

Contigo,

Margie

PS. reflexiona en esta canción hoy.

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